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Hay que cuidar a los chicos

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Los infantiles y un tema para reflexionar

El desarrollo de las divisiones infantiles es un punto en el que la Unión y cada club en particular se han puesto el objetivo del crecimiento en los últimos tiempos. La base que se tiene en esas categorías es una especie de pasaje asegurado al futuro para cada institución.
Teniendo en cuenta la importancia su desarrollo es que se debe cuidar con el mayor celo sus actividades, sobre todo porque se trata de chicos de entre 6 y 13 años.
Los encuentros obligatorios fomentados por la Urmdp generan un gran movimiento en los clubes, y entusiasman a los chicos, que dejan la rutina de los entrenamientos sabatinos para realizar un viaje y medirse con otros chicos, con otras camisetas.
Pero es necesario tomar con mucho cuidado las decisiones en cuanto a la confirmación o cancelación de esos encuentros. El factor climático, sobre todo en esta época del año, suele ser determinante para el normal desarrollo de estas citas, y no se lo puede dejar de lado. Un pronóstico desfavorable debería ser motivo de alerta o cancelación de la actividad, aunque luego no se cumpla, como suele ocurrir. Es cierto que los clubes anfitriones hacen un gran esfuerzo y que es complicado manejar el calendario, pero también es mucho el esfuerzo que hacen los entrenadores y padres de cada equipo para trasladarse a cada destino.
Lo que sucedió el último sábado en el encuentro de Náutico de Necochea debe servir para no cometer el mismo error. Con varios días de anticipación se sabía que el tiempo sería complicado, pero sin embargo se decidió concretar el encuentro. El resultado fue de cientos de chicos bajo el frío y la lluvia, después de hacer muchos kilómetros desde sus ciudades. Algunos apenas pudieron jugar un partido antes de emprender el regreso de un viaje muy costoso para los padres, y peligroso para la salud de los chicos, que estuvieron varias horas empapados y pasando frío.
Se sabe que el rugby es sacrificio y que el mal tiempo jamás es un impedimento para practicarlo, pero en este caso se trata de jugadores muy pequeños, que no están preparados para soportar determinadas condiciones. La idea es que a esta edad los chicos y los padres se entusiasmen con el juego, que aprendan a quererlo, y está claro que con situaciones así es más lo que se pierde que lo que se gana.
En medio de una situación tan incómoda para todas las delegaciones, hubo muestras de solidaridad que también pintan el espíritu del rugby. Como la gente de Mar del Plata Club, que le abrió las puertas de sus micros a los chicos de Los Cardos durante casi una hora, para que no esperaran bajo la lluvia la llegada de los colectivos que debían llevarlos de vuelta a Tandil.

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